03 febrero 2009

Oscuridad

Todo se había vuelto oscuro. De repente la luz se había marchado de su vida y no tenía previsión de volver. Se sentía desprotegida y sentía que el miedo recorría todo su cuerpo de una manera permanente y penetrante. No sabía como había llegado a esa situación, pero sentía como si cayera continuamente. No conseguía levantarse de sus caídas ni tampoco conseguía analizar la razón de las mismas, con lo cual no podía prevenirlas. Se sentía sola. Sentía que toda la gente que la rodeaba era como muñecos de trapo capaces de andar y hablar, la mayor parte de las veces de temas que no eran nada interesantes. Había perdido el interés por muchos de los proyectos que había empezado, aunque sabía que los seguiría avanzando porque las cosas no se dejan a medias.

Otra vez esa oscuridad. El miedo al abismo. El miedo a lo desconocido. Los cambios están bien, pero son difíciles de aceptar en algunos momentos de la vida. Intentaba recordar cómo había llegado a esa situación. Cómo había podido caer de nuevo en ese estado de desánimo. Pensó en tiempos pasados, en como había conseguido salir de la misma situación años antes pero no encontraba la respuesta que buscaba. Sabía bien que si no encontraba el verdadero problema no encontraría la solución. Todo lo que había conseguido hasta la fecha había sido poner parches a una tela que está tan rota que la única solución es cambiarla. Todo lo que había hecho hasta entonces había sido puramente material y superficial, y eso, al fin y al cabo, no sirve de nada.

Busco la puerta, la salida hacía la luz que tanto anhelaba tener de nuevo. Pero sólo encontró oscuridad, así que decidió quedarse en un rincón sentada y asustada. No esperaba que las cosas se solucionasen solas. Sólo quería tiempo para meditar, para saber que estaba ocurriendo y que podía hacer para cambiar su situación.

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